Es maravilloso referirnos al niño o a la niña en su día, ya que niño o niña es una mágica palabra que encierra tanta sabiduría, inocencia, candor, virtud, dulzura, energía, sencillez, sinceridad, vitalidad y sobre todo ternura y mucho, mucho amor.
Por ello, al celebrar el Día del Niño, es importante que los adultos nos comprometamos a brindarles ambientes óptimos donde puedan desarrollar todas sus potencialidades y aptitudes físicas, intelectuales y emotivas, ya que son seres únicos, candorosos y creativos que necesitan de las manos sabias y cariñosas de los padres y maestros para encausar adecuadamente en la consecución de sus metas, ya que desde el medio ambiente en que viven les llegan modelos y estímulos que influyen en el comportamiento infantil, siendo éste el resultado de la historia vivida por el niño.
Debemos además protegerlos y cuidarlos de todos los peligros que existen en nuestra sociedad; delincuencia, drogas, abandono, etc., y cumplir a cabalidad con sus derechos, especialmente al amor y cuidado de sus padres, a la salud y a la educación.
Enseñémosles la solidaridad humana, el amor al prójimo, la belleza de la naturaleza, a gustar de la buena música y de la lectura de un buen libro.
Sembremos en su tierno y receptivo corazón la idea de que los bienes materiales no son todo en la vida, que existen valores más grandes como tener un buen amigo, una familia unida, ser ciudadanos ejemplares, tener una patria llena de valores culturales y principalmente tener principios y valores morales que les harán hombres y mujeres de bien.
Tenemos que proteger la inocencia de su alma, tenemos que ayudarles a atesorar en su corazón de cristal sus sueños de colores, sus viajes imaginarios y sus ideales.
Juguemos con ellos, cantemos con ellos, leamos con ellos, hagamos muchas cosas juntos, sólo así tendremos niños y niñas felices.
Los niños deben ser nuestro mayor empeño, nuestra fuente de inspiración, cuidemos su alma y su mente, mostrémosles el camino del amor, la justicia y la paz, caminemos de su mano hacia el futuro, que esperamos sea más justo y digno para todos.
Elevemos una oración a Dios por los niños sin amor, enfermos, con hambre, sin techo y por los que divagan solos por el mundo para que pronto encuentren una mano solidaria que alivie en algo sus males y puedan sonreír.
En este día especial, abracemos a nuestros niños, dígamosles que los amamos y regalemosles miles de besos, a cambio recibiremos una mirada de amor y una sonrisa que alumbrará nuestras vidas..... YO YA RECIBI MI MIRADA DE AMOR Y UNA SONRISA MAS RADIANTE QUE LA MISMA LUZ DEL SOL...
Por ello, al celebrar el Día del Niño, es importante que los adultos nos comprometamos a brindarles ambientes óptimos donde puedan desarrollar todas sus potencialidades y aptitudes físicas, intelectuales y emotivas, ya que son seres únicos, candorosos y creativos que necesitan de las manos sabias y cariñosas de los padres y maestros para encausar adecuadamente en la consecución de sus metas, ya que desde el medio ambiente en que viven les llegan modelos y estímulos que influyen en el comportamiento infantil, siendo éste el resultado de la historia vivida por el niño.
Debemos además protegerlos y cuidarlos de todos los peligros que existen en nuestra sociedad; delincuencia, drogas, abandono, etc., y cumplir a cabalidad con sus derechos, especialmente al amor y cuidado de sus padres, a la salud y a la educación.
Enseñémosles la solidaridad humana, el amor al prójimo, la belleza de la naturaleza, a gustar de la buena música y de la lectura de un buen libro.
Sembremos en su tierno y receptivo corazón la idea de que los bienes materiales no son todo en la vida, que existen valores más grandes como tener un buen amigo, una familia unida, ser ciudadanos ejemplares, tener una patria llena de valores culturales y principalmente tener principios y valores morales que les harán hombres y mujeres de bien.
Tenemos que proteger la inocencia de su alma, tenemos que ayudarles a atesorar en su corazón de cristal sus sueños de colores, sus viajes imaginarios y sus ideales.
Juguemos con ellos, cantemos con ellos, leamos con ellos, hagamos muchas cosas juntos, sólo así tendremos niños y niñas felices.
Los niños deben ser nuestro mayor empeño, nuestra fuente de inspiración, cuidemos su alma y su mente, mostrémosles el camino del amor, la justicia y la paz, caminemos de su mano hacia el futuro, que esperamos sea más justo y digno para todos.
Elevemos una oración a Dios por los niños sin amor, enfermos, con hambre, sin techo y por los que divagan solos por el mundo para que pronto encuentren una mano solidaria que alivie en algo sus males y puedan sonreír.
En este día especial, abracemos a nuestros niños, dígamosles que los amamos y regalemosles miles de besos, a cambio recibiremos una mirada de amor y una sonrisa que alumbrará nuestras vidas..... YO YA RECIBI MI MIRADA DE AMOR Y UNA SONRISA MAS RADIANTE QUE LA MISMA LUZ DEL SOL...
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