El juego aparece en la historia del hombre desde las más remotas épocas, desde los albores de la humanidad, encontrándose en excavaciones de periodos muy primarios indicios de juguetes simples; luego en pinturas vemos niños en actividades lúdicas, lo que nos lleva a definir al juego como actividad esencial del ser humano, como ejercicio de aprendizaje, como ensayo y perfeccionamiento de actividades posteriores. Gran parte de nuestra vida infantil y "no tan infantil" lo pasamos jugando. A través de esta actividad nos entretenemos, nos comunicamos y compartimos con nuestros amigos y seres queridos. Sin embargo, el valor que tiene el juego para el ser humano va mucho más allá de una diversión. El juego es uno de los aspectos esenciales del crecimiento, favorece el desarrollo de habilidades mentales, sociales y físicas; es el medio natural por el cual los niños expresan sus sentimientos, miedos, cariños y fantasías de un modo espontáneo y placentero. Asimismo, sienta las bases para el trabajo escolar y para adquirir las capacidades necesarias en etapas posteriores de la vida. De alguna manera, el interés y la motivación por jugar obligan al niño a respetar a sus pares, a cumplir las normas de la actividad, a ser eficiente, a mejorar su rendimiento físico, a lograr un espíritu de equipo, a estar alerta.
FUENTE: www.atinachile.cl
PUBLICADO POR: MARIA AGUSTA CABRERA
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