jueves, 19 de mayo de 2011

LA COMUNICACIÒN EN LA FAMILIA

La familia y su estilo de comunicación 

La familia es la primera escuela donde aprendemos cómo comunicarnos. La forma como aprendemos a comunicarnos en nuestra familia de origen determinará cómo nos comunicamos con los demás.
Así el niño comienza aprendiendo gestos y tonos de voz de sus padres y hermanos, comunicándose a través de ellos. En este caso, es la familia la que entiende e interpreta lo que quiere decir. Así las familias establecen formas de coordinarse que determinan y satisfacen las necesidades de todos sus miembros.
La forma de comunicarse que tienen los miembros de la familia, determinará la forma en que los niños que en ella crecen aprendan una manera de emocionarse y de pensar. 

Relaciones dentro de la familia

Cuando la familia es capaz de dejar claros los límites y normas entre distintos grupos de la familia, la comunicación entre sus miembros tiende a ser más directa, eficaz y transparente. Esto significa que si los adultos en su rol de padres tienen un desacuerdo, deben ser capaces de no traspasar ese desacuerdo a la pareja y deben además tratar de no involucrar a los hijos en la discusión. Es algo que deberán resolver como padres, para luego transmitir a los hijos su desición. En esto nada tiene que ver su comunicación como pareja.
El estilo y la forma de comunicación que tengan como familia o sub-grupo de esa familia, dependerá de su historia familiar y de su forma particular de relación.

Familia y reglas
Las familias fijan reglas para convivir, que están de acuerdo a los valores y normas que los guían. Estas reglas por lo general son definidas y aplicadas por los padres. En algunas familias, y de acuerdo a su estilo y valores, los padres permiten que los hijos participen en la discusión sobre cierto tipo de reglas (permisos, salidas, paseos, deberes en la casa, etc..). El que los hijos participen o no de estas decisiones dependerá de la forma que cada familia tenga de ejercer el poder en su interior (más democrática o autoritaria).
Lo fundamental es que quienes velen por el cumplimiento de estas reglas estén de acuerdo y hayan definido dichas normas en conjunto. Esto permitirá ser consistentes a los padres, aumentando su credibilidad y eficacia para lograr que las reglas se cumplan. Cuando los padres no logran acuerdo y tienden a discutir frente a los niños, o uno se alía con los hijos contra el otro, se tienden a generar problemas a nivel de la organización de la familia, que son difíciles de resolver (dictadura de los hijos, negación de la autoridad de uno de los padres, que dan origen a los habituales problemas conductuales en los hijos). Lo habitual es que los padres hagan uso de los castigos como forma de lograr que los hijos cumplan con las normas que se han fijado. 

Qué y cómo comunicamos
En todo lo que hacemos, decimos o dejamos de hacer, estamos comunicando algo, ya que estamos siempre estableciendo una relación con el otro.
Es importante distinguir que existen 2 formas de comunicarnos: verbalmente y no verbalmente. Lo verbal se refiere a la comunicación a través de lo que decimos o escribimos. Lo no verbal corresponde a gestos, actitudes, posturas corporales, tonos de voz y/o miradas que yo hago cuando me relaciono con otro u otros. Es importante que lo que se dice a nivel verbal coincida con lo que se comunica con gestos o con el tono de voz. 

Construyendo una realidad familiar común
La familia es el espacio privilegiado de aceptación y amor de los seres humanos y es de gran relevancia el que esta emoción sea la que predomine en el clima de las relaciones intrafamiliares. Al enfrentar las diferencias se logra una mayor riqueza , pudiendo construir, a la luz del amor y la aceptación del otro una nueva forma de ver las alternativas y soluciones en común. En este sentido las familias constituyen un claro ejemplo de relaciones solidarias y cooperativas, ya que son capaces de unir las distintas visiones en pos de un objetivo común. 

Comunicando las expectativas y necesidades
Todos los miembros de la familia poseen necesidades y expectativas de los otros respecto a la satisfacción de dichas necesidades. Una de las dificultades habituales de las familias radica en pensar que "el otro es capaz de adivinar lo que yo necesito y debe ser capaz de adivinar que hacer para ayudarme a satisfacer esta necesidad. Es fundamental que las familias sean capaces de aprender a lograr que sus miembros expresen sus necesidades, emociones y expectativas respecto a los otros, sin temor a la negación y descalificación por parte de los otros. Es importante no caer en el mito de la capacidad de "advinación" que pueden tener los otros miembros de la familia, y trabajar para que todos expresen sus emociones y necesidades a tiempo, evitando la acumulación de rabias y resolviendo los nudos de convivencia diaria.
En este proceso es conveniente trabajar para que cada uno se responsabilize por sus emociones y necesidades ("yo siento esta emoción", en vez de decir "ustedes me hacen sentir esto") evitando involucrar a los demás en las opciones que cada uno hace. Este tipo de aclaraciones permite crear un clima de confianza y aceptación que facilita la expresión de afectos y el logro de soluciones comunes. 

"Todos los seres humanos necesitamos que nos escuches un minuto"
 

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