Cada uno de nosotros recibe constantes beneficios del mundo y las personas que nos rodean. Nuestro país nos da una nacionalidad, oportunidades de trabajar y recursos para sobrevivir y estar seguros. La sociedad, en su conjunto, nos apoya para desarrollarnos y progresar en nuestras actividades. La escuela nos aporta enseñanzas y la posibilidad de convivir con niños y niñas que enriquecen nuestra vida. Los amigos nos acompañan en momentos felices y nos apoyan cuando tenemos dificultades. Muchos de esos beneficios proceden también del hogar y la familia; no importa si es un lugar sencillo o lujoso, no importa si nuestros padres son agricultores o tienen trabajos muy notables y famosos: la casa es nuestro refugio y ellos son nuestros protectores.
¿Cómo agradecer los beneficios (pequeños o grandes) que nos llegan de estas fuentes? Con fidelidad, amor y respeto. En eso consiste la lealtad, el compromiso de corresponder con cariño a todo lo que los demás nos han dado y a expresar nuestra solidaridad cuando alguna de esas fuentes se encuentra en dificultades. El extremo contrario es la traición, cuando olvidamos lo que nos han dado los demás, les hacemos daño o somos indiferentes a sus problemas. Para muchas culturas y religiones los traidores son los peores seres humanos que existen.
FUENTE: www.oblatos.com
PUBLICADO POR: M@gu$
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